La ciudad de los viajes entre dos mundos.
Estambul, otrora Constantinopla, que fue la capital de tres imperios: Romano, Bizantino y Otomano, es hoy una de las ciudades más importantes de Turquía y de las más visitadas del mundo. Situada entre el Mar de Mármara y el Mar Negro, conectando a Europa con Asia por el Estrecho de Bósforo, es al mismo tiempo una urbe antigua y moderna, con más de 15 millones de habitantes y clima mediterráneo. Estambul cuenta con uno de los aeropuertos más grandes y con mayor conectividad aérea del mundo y es una ciudad con un eficiente transporte público. El idioma oficial es el turco, pero en muchos comercios es fácil comunicarse en inglés.
El turismo médico con destino a Estambul se hizo famoso por los tratamientos de trasplante de cabello, pero en la actualidad cuenta con médicos y hospitales de primer nivel mundial, acreditados internacionalmente por la Joint Commision International, lo que la hace un destino muy competitivo internacionalmente para tratamientos de Cirugía Plástica, Odontología, Cardiología, Ortopedia, Trasplantes, entre otros, con la mejor relación calidad-precio. El Gobierno Turco y la línea aérea Turkish Airlines facilitan los visados de viajes y los traslados de los turistas médicos.
¿Qué hacer en Estambul durante su viaje de turismo médico?
Estambul es la cuna de una civilización milenaria, puente del mundo en la famosa Ruta de la Seda. Sus mezquitas, palacios, museos, baños y bazares hacen viajar en el tiempo, desde la época de los emperadores y sultanes, hasta la ajetreada urbe de una ciudad cosmopolita y moderna.
Algunos de los lugares emblemáticos de la historia de Estambul que no debes perderte son: La mezquita de Santa Sofía, obra maestra del arte bizantino del año 537, con sus 4 minaretes y su majestuosa cúpula que son un símbolo de la ciudad. También La Mezquita Azul, que data de 1617, con sus 6 minaretes y sus cúpulas de azulejos color azul; ambas mezquitas son lugares de culto, pero que permiten el acceso a los turistas.
Por su parte, el Palacio Topkapi, que habitaron los sultanes como sede del Imperio Otomano desde 1465 hasta mediados del siglo XIX, hoy museo que resguarda edificios del Tesoro, el Harén y colecciones de arqueología, es una visita obligada para apreciar el esplendor de la etapa imperial otomana; al igual que la Mezquita de Süleymaniye y el Museo del Arte Turco e Islámico, ubicado en el antiguo palacio del Gran Visir Ibrahim Pasha, que datan del sultanato de Soleimán El Magnífico.
También resultan imponentes el Palacio de Dolmabahce y el Palacio Beylerbeyi, este último tan lujoso como el Versalles francés; el Hipódromo de Constantinopla y otros tantos museos que dan fe de un rico acervo cultural. Además, es muy interesante navegar por el Bósforo, sobre todo al atardecer, por las bellas vistas crepusculares de la ciudad y sus puentes e islas en medio de este singular río entre dos mares.
Compras en la capital del comercio mundial.
El Gran Bazar de Estambul es uno de los mercados más grandes del mundo, construido bajo techo en 1455, al que se accede desde más de 60 calles y es visitado por cientos de miles de personas cada día. Aquí se puede comprar de todo o casi todo, organizado por tipos de mercancías, pero es muy recomendado para adquirir alfombras, artesanía turca, lámparas, joyas de oro, plata y piedras preciosas, antigüedades, ropa y suvenires turcos, como el famoso “ojo turco”. Su belleza y colorido es impresionante, así como la costumbre de regatear los precios, conversar con los clientes y hasta invitarlos a un té, típica del arte de comerciar propia de los turcos.
El área dedicada a alimentos, repostería, hierbas aromáticas, jabones y esponjas naturales, ajuares de casa en tejidos de puro algodón y vajillas para el servicio del té, es muy codiciada entre los turistas que aprecian la salud y la calidad de vida.
También no dejes de visitar el Bazar de las Especias con olores, sabores y colores increíbles para cocer, aderezar y adornar alimentos de todo tipo de interés culinario. Si no visitas el Gran Bazar, de todas formas, Estambul es una madeja de comercios de todo tipo como el mayor centro comercial del planeta, que promete llenar más maletas de las previstas para regresar a casa.
El baño turco o hamman
Los amantes del turismo médico y de bienestar querrán conocer los famosos baños turcos, creados para la limpieza del alma y del cuerpo y como lugar de encuentro, que se hicieron tan populares en el siglo XVIII cuando se contaban 150 establecimientos en Estambul.
Un hammman tradicional actual consiste en un edificio decorado con mármol, con 4 salas para tratamientos de vapor, inmersiones en agua fría y masajes con jabón y esponjas exfoliantes, entre otros tratamientos para hombres y mujeres por separado, aunque el Hammam de Suleymanine, construido durante la época de Solimán El Magnífico, es el único mixto que admite parejas y familias.
Entre los baños turcos tradicionales más conocidos están el Aga Hamani, el Hamam de Çemberlitaş, el Cagaloglu y el más exclusivo y lujoso, el Ayasofya Hürrem Sultán, frente a la mezquita de Santa Sofía, que lleva el nombre de una de las mujeres otomanas más poderosas de la historia: Hürrem Sultán. Hoy en día hay muchos spas con baños turcos modernos en Estambul para todos los presupuestos.
Gastronomía turca
Esta urbe agitada y hospitalaria es dada a la comida rápida para los turistas y transeúntes en la que sobresalen: döner o kebab (carne que gira a la parrilla cortada en láminas y servida en un pan de pita con verduras y salsas), baklava (masa de hojaldre crujiente rellena de frutos secos y bañada en miel), börek (empanada rellena de queso, carne y vegetales) o “pide” un snack con carne, queso, verduras o huevo que se cocina al horno.
En las calles se ofrecen castañas, conos de helados y mazorcas de maíz. Son muy degustables la cantidad de establecimientos que se abren al transeunte, con los meze (aperitivos fríos) servidos en pozuelos individuales de cerámicas coloridas, el lahmacun (pizza turca), el dolma (hojas de parra rellenas de arroz y el menem (huevos revueltos con vegetales y cárnicos). Si por el contrario quieres comer mientras navegas en el Bósforo, no dejes de probar lüfer (pescado azul) para sentirte pleno en el entorno marítimo.
Los dulces son muy variados, con pastelitos y delicias turcas (bocaditos de gelatina compacta con frutos secos y cubiertos de azúcar).
Las bebidas más típicas son el té negro, que toman con frecuencia, el café turco, concentrado y poroso servido con dulces típicos. Además, toman cerveza y vino, entre otras bebidas sin alcohol, respetando las creencias religiosas, por lo mismo que las carnes suelen ser solo de ternera y cordero y no de cerdo.
Estambul es una ciudad amigable, respetuosa de la diversidad y de sus mascotas (gatos y perros), con una amalgama de culturas y religiones, que acogen a los visitantes de cualquier parte del mundo para hacerlos sentir como en casa.